La Sostenibilidad y el concepto ESG se han convertido es una de las palabras claves en el mundo empresarial y están en boca de la mayoría de los directivos de todas las empresas.
Los riesgos ESG han acelerado su importancia de sobremanera en las organizaciones, y por extensión, están preocupando a los CFOs en la presentación de sus resultados, tanto financieros como no financieros, frente a sus inversores y stakeholders.
Pero ¿qué tiene que ver todo esto de la sostenibilidad con el C.F.O.? o mejor dicho ¿por qué ha adquirido tanta importancia la figura del Director Financiero en el papel de la sostenibilidad y su posible impacto? La respuesta es muy sencilla. Nunca antes la figura del CFO había adquirido tanta relevancia como hoy en día. Hay que entender porque emerge con tanto peso la figura del director financiero y su impacto en la empresa y el entorno. El CFO se ha convertido en una figura fuerte dentro del C-Suite pasando a ser, además, un decisor clave en las estrategias de las empresas junto con la complicidad del CEO (discutible esto último, pero en la mayoría de las empresas suele ser así). Actualmente, el CFO es ahora un key player que da el visto bueno en la mayoría de toma de decisiones de inversión, de estrategias, de ahorros de costes y sinergias, convirtiéndose en un gestor de equipos multidisciplinares, con nuevos directivos reportándole y un aglutinador de la información de la empresa.
A todo lo anterior, hay que añadirle este tsunami de la sostenibilidad. La sostenibilidad es un factor crucial para el desempeño financiero futuro de cualquier empresa y los financieros lo saben muy bien. Está demostrado, a través de más de 2.200 estudios, que ESG tiene una fuerte relación directa con el desempeño financiero de la empresa, su CFP (sus siglas inglesas de Corporate Financial Performance). Existe una correlación directa positiva de las empresas con buenos ratios financieras y buenas prácticas sostenibles en más de un 90% de los casos. Está también demostrado que las empresas con una buena gobernanza, con un mínimo impacto o impacto positivo en la sociedad y el medioambiente tienen menores costes de capital y por extensión crean mayor valor. Son sin duda buenas razones para el CFO para abrazar los beneficios de la sostenibilidad.
¿Por qué es tan importante la Sostenibilidad?
Vivimos en un mundo cada vez menos sostenible, donde los recursos naturales están sobreexplotados y cada vez son más escasos impactando en el medio ambiente y la salud de todos. Se estima que alrededor de 2050 los océanos contendrán más plásticos que peces si continuamos en el mismo nivel de consumo y utilización (y lanzamiento) de plástico (*WEF and Ellen MacArthur Foundation report).
La sostenibilidad es importante porque nos afecta a todos en el agua que bebemos, el aire que respiramos y los alimentos que comemos con lo que nos conlleva a una clara relación directa entre sostenibilidad y salud. Sin una calidad mínima medioambiental se generarán unos desajustes de cambio climático que afectarán a la agricultura, la pesca, sequías, contaminación y en general a una degradación y desertización del planeta que va a implicar una dificultad para el ser humano el vivir en algunas zonas del mundo
Tenemos una emergencia no sólo climática, sino también natural – el 50% del P.I.B. Mundial parte de los recursos naturales – y social, dadas las enormes desigualdades que se están generando en un mundo.
Para solventar este tema, las empresas tienen que empezar a tomar una seria concienciación y responsabilidad sobre sus acciones medioambientales, sociales y de buen gobierno y ahí, es el C.F.O., uno de los principales key players y decisores para esta transformación.
El nuevo entorno
Luego, los directores financieros se enfrentan a una serie de desafíos sin precedentes: nuestro mundo es más incierto y volátil que nunca debido a un entorno cada vez más complejo y en constante evolución.
Junto a los riesgos tradicionales, que ya de por sí están creciendo e impactando en la mayoría de las empresas, han aparecido nuevos riesgos. La mayoría están interconectados y algunos han evolucionado con mayor rapidez como consecuencia del COVID. Son los llamados “emerging-long-tail-risks” que preocupan sobremanera a las organizaciones. Los identificamos en 6: riesgo cibernético, riesgo reputacional, disrupción de la cadena de suministro, riesgo propiedad intelectual, riesgo de pandemia y riesgo climático.
Este último riesgo, cambio climático, ha explosionado en los últimos tres años junto con el concepto de sostenibilidad derivando en los llamados Riesgos ESG, que como hemos dicho es un tema candente y que ha venido para quedarse. Todo esto sin olvidar la gran preocupación por la ciberseguridad de las empresas. El riesgo cibernético es la principal preocupación de las empresas a nivel mundial, según el último informe del Global Risk Survey de Aon.
En cuanto a los Riesgos ESG y .la Sostenibilidad han cogido también especial relevancia debido principalmente al creciente interés de los inversores en que sus clientes cumplan las mejores prácticas ESG. Los inversores suelen penalizar a aquellas firmas con malos ratios ESG. Esto sin duda supone una alerta y un semáforo para el esmero de los CFOs en mejorar sus KPIs tanto financieros como no financieros. Se les añade la presión de los reguladores a instituciones que están empezando a regular y a asentar el cumplimiento de buenas prácticas y métricas ESG.
¿Cómo impacta el papel del CFO en la sostenibilidad y el nuevo entorno?
Todo este tsunami de riesgos, ratios, incertidumbre y volatilidad son los desafíos con los que tienen que lidiar los financieros. La solución no es sencilla. Toda esta tarea ha de pasar por una gestión de la incertidumbre -utilizando la data y la información más fiable posible-, el cumplimiento de las regulaciones, un óptimo control-gestión de los mercados e inversores y una adaptación a la transformación digital de la empresa -Inteligencia Artificial, IoT, etc…- todo ello englobado bajo el paraguas de la sostenibilidad. Al ser un concepto tan amplio, se trata de filtrar qué va a ser clave para la empresa. Todo lo demás tiene un barniz cosmético.
Para ello, sugerimos una serie de recomendaciones o sugerencias:
Lo primero, el CFO ha de coger concienciación seria de la importancia que implican las métricas y riesgos ESG y su estrategia. Si no coges consciencia estás out y te abocas a una difícil supervivencia. Es como las redes sociales, si no estás en ellas, no existes.
Todas las empresas quieren verse hoy en día categorizadas como empresas con buenas métricas ESG. En julio de 2020, el 90% de las empresas del S&P 500 ya habían publicado sus informes anuales de sostenibilidad corporativa ESG.
Segundo. El discurso o la temática sobre el impacto ESG en las empresas es relativamente nuevo en España y está viviendo momentos muy álgidos. Todo apunta a que se mantendrá en boga como mínimo en los próximos 10 años, con la vista puesta en la Agenda 2030. La pandemia y la crisis sanitaria y económica han sido aceleradores del tema
Tercero, otro punto importante es crear un compromiso firme desde el Consejo de Administración de la empresa con los conceptos ESG nombrando a un responsable que lidere el proyecto y con visibilidad suficiente para que su trabajo pueda impactar a todos los niveles de la empresa. Es la figura del Chief ESG Officer o Director/a de Sostenibilidad que suele caer bajo el paraguas del CFO
Este compromiso y estrategia en la ejecución presupone adoptar una actitud deportiva. Esto no se produce una sola vez. Requiere una mejora continua. La publicación e implementación de estás métricas y compromisos no se realizan tan solo una vez y de golpe. Su puesta en marcha implica una mejora continua de las mismas, donde tan importante es el corto plazo – qué métricas y riesgos ESG identificamos como urgentes – como la visión a largo – cuáles son los prioritarios -. Con ello, conseguiremos tener una alineación en el tiempo con la misión y los valores EGS de la empresa y el nuevo entorno cambiante.
En resumen, a la hora de trazar una estrategia de sostenibilidad en la empresa frente a este nuevo entorno es imprescindible examinar bien qué riesgos y oportunidades son relevantes para su propia labor, qué aspectos le afectan más y en qué dimensiones su impacto es mayor para centrase en lo que realmente le aprieta. De este modo, cada empresa conocerá mejor su propia información ESG acerca de su propia labor y le resultará más valiosa para su toma de decisiones de los grupos de interés con los que colabora, a los que sirve y a los que impacta: inversores, reguladores, consumidores, proveedores y otros grupos de interés.