Una década de aprendizaje para reducir el riesgo y evitar una nueva crisis financiera.
Después de la conocida como la Gran Depresión del 29, comenzó a producirse una aceleración económica por el crecimiento en diferentes áreas: industrialización, la construcción de vivienda… Sin embargo, en la llegada de los años 2007-2008 una nueva crisis financiera hizo tambalear todos los esquemas financieros, económicos y sociales a nivel mundial. Los años 2007-2008 se convirtieron en los años más negros para la economía del planeta con grandes retracciones a nivel social.
La burbuja de la vivienda en Estados Unidos, con la implicación de todo el sistema financiero que promovía intereses bajos que potenciaban préstamos hipotecarios y la falta de regulaciones en este ámbito, fueron factores desencadenantes de la crisis. Hechos que comenzaron en Estados Unidos pero que rápidamente se replicaron, principalmente, en Europa donde se llevaban a cabo las mismas prácticas.
Con la caída del precio de la vivienda, -el valor de los préstamos hipotecarios superaba el de las viviendas-, comenzaron los problemas para los ahorradores, quienes se vieron en la imposibilidad de hacer frente a dichas deudas. Los bancos comenzaron a sumar activos por impagos y esto acabó colapsando los sistemas financieros. El primero en experimentar esta debacle fue el banco Lehman Brothers, pero rápidamente la recesión fue a nivel mundial tocando y hundiendo a individuos, empresas, bancos y gobiernos.
En España, como en otros países del sistema euro, el Banco Central Europeo se vio en la necesidad de rescatar a entidades financieras como la antigua Caja de Madrid, actualmente Bankia. En España, las numerosas cajas de ahorros desaparecieron con la crisis y los bancos que lograron sobrevivir fueron reestructurados y lograron fortalecerse.
Pasada una década desde entonces, todos los indicadores financieros y sociales dejan patente que ni mercados ni sociedades han logrado volver a los índices económicos anteriores a la crisis. El poder adquisitivo descendió y diez años después no se ha recuperado. En positivo, esta crisis ha valido para poner en marcha medidas y regulaciones con un claro objetivo: evitar que se repitan los mismos hechos.
Entre estas medidas, el Banco Central Europeo, entre otros, recurrió a tácticas como la bajada de las tasas de interés y la flexibilización cuantitativa para estabilizar el sistema financiero. Medidas que se encuentran en fase de finalización para dar paso a otra serie de acciones en el futuro.
¿Existe riesgo de una nueva crisis? Sí. Expertos como el profesor de finanzas de la Escuela de Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania, Itay Goldstein, considera que existen tres fuentes principales de riesgos potenciales. La primera de ellas sería el crecimiento expansivo de los bancos en China y las deudas adquiridas por los mismos, lo que se traduce en riesgo frente a una crisis de impagos.
La segunda, los problemas de los sistemas bancarios de mercados emergentes, lo cual podría causar un efecto dominó sobre el conjunto de la economía. Ejemplos que vemos actualmente en economías como la de Turquía o Argentina. La inestabilidad de estos sistemas financieros, como ocurrió en España, obligaría a recurrir a la fórmula del rescate con inyección de capital.
Y, por último, explica el profesor Goldstein, el aumento de la deuda pública de estados como Italia, que ha alcanzado la escalofriante y preocupante cifra de 2,3 billones de euros. En general la deuda pública ha aumentado, en España se marcaba este año un nuevo récord histórico alcanzando la cifra de 1,1 billón de euros.
Con la revalorización del dólar, este último año, las economías con deudas en esta moneda y que no tengan sus riesgos cambiarios cubiertos, podrían hallarse frente a nuevos problemas.
Algunos expertos incluyen un cuarto factor de riesgo: la deuda adquirida por las empresas que, a nivel mundial, ha llegado a situarse en 237 billones de dólares, unos 205 mil millones de euros. Esto para el Fondo Monetario Internacional puede traducirse en una desaceleración del sistema financiero a medio plazo. Las bolsas y los inversores han comenzado a experimentar esta reducción de los beneficios y esto se refleja en los índices de cotización.
Considerando todos los factores de riesgos expuestos, Aon a través de su equipo de Credit Solutions, cuenta con la experiencia y el conocimiento para ayudar a las empresas antes los nuevos retos financieros presentes y futuros a los que se enfrentan, tanto en el mercado nacional como en los internacionales.
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