La reforma de las pensiones es uno de los temas más importantes y controvertidos de los últimos años. Los pensionistas y jubilados, presentes y futuros, han visto con preocupación el futuro de las pensiones. Para saber cómo será el poder adquisitivo de un jubilado los próximos años hay que tener en cuenta algunos de los temas más cruciales: el factor de revalorización y el factor de sostenibilidad.
Además de la reforma de las pensiones, el tema de la jubilación también se ha visto modificado por aspectos coyunturales, demográficos y sociales. En primer lugar, la estructura demográfica en España ha cambiado, con un aumento de la población inactiva en detrimento de la activa, lo que está obligando a contener el gasto en prestaciones públicas. Al mismo tiempo, el aumento de la esperanza de vida y la mejora de la calidad de vida está haciendo que la edad de jubilación de 65 – 67 años se considere “temprana” para el retiro.
El factor de revalorización
El factor de revalorización ha cambiado la forma de actualizar las pensiones año a año. La conclusión más importante es que se produce una desvinculación con la inflación, y además se tienen en cuenta otros factores.
Este factor de revalorización añade a la fórmula otros indicadores como la diferencia entre ingresos y gastos de la Seguridad Social o el incremento de la cantidad de pensiones contributivas. ¿Cómo se calcula? Para cifrar el factor de revalorización se toma una media de los cinco años anteriores, el año actual y la previsión del Gobierno para los próximos cinco años.
Otro aspecto que también se suele tener en cuenta es la variación interanual de la cuantía de la pensión media (la diferencia entre las pensiones que se dan de baja y las nuevas que entran todos los años).
Factor de sostenibilidad
Como ya se ha señalado, el aumento de la esperanza de vida es un factor demográfico que también ha sido considerado a la hora de plantear la reforma de las pensiones. ¿Pero qué es exactamente? Realmente, este agente se comenzará a aplicar a partir de 2023* y añade dos variables al cálculo de las pensiones. A partir de su entrada en vigor se calculará la primera pensión de jubilación teniendo en cuenta su esperanza de vida en ese momento. Esto es a lo que se llama Factor de Equidad Intergeneracional (FEI) o factor de sostenibilidad.
El FEI se revisará cada cinco años y se irá actualizando en función del desarrollo de la esperanza de vida. Según los expertos a los que el Ministerio de Empleo encargó un primer informe sobre esta reforma, las nuevas prestaciones podrían recortarse un 5% nominal cada diez años por el efecto de este factor de sostenibilidad –en torno a un 0,5%-0,6% cada año-, siempre que se mantengan constantes los otros elementos considerados ahora para el cálculo, como la edad de retiro, el número de años cotizados o las cuantías aportadas. No obstante, si las cotizaciones al sistema aumentaran más allá de esa cifra, la pensión subiría.
(*) La aplicación del factor de sostenibilidad entraba en vigor en el año 2019, pero la Ley de Presupuestos Generales de 2018 aplaza dicha aplicación hasta 2023. El motivo de este retraso es (I) evitar que quienes accedan a la jubilación en 2019 tengan una perdida en su prestación y (II) evitar que durante 2018 se jubilen de forma anticipada muchas personas cuya edad ordinaria de jubilación será en 2019, para no sufrir la aplicación de dicho factor.
¿Cómo será mi poder adquisitivo?
Teniendo estos factores en cuenta, la revalorización de las pensiones puede ser positiva o negativa, no obstante, el gobierno estableció una revalorización mínima del 0,25% de tal forma que el resultado de la fórmula nunca podrá ser cero o negativa, aunque sí que puede ser común que esta subida sea inferior a la inflación de ese año lo que puede suponer una pérdida en el poder adquisitivo de los pensionistas.
Este cambio en la forma de cálculo de la revalorización de las pensiones ha hecho que entre 2013 y 2017 las pensiones se incrementaran un 0,25% anualmente, lo que supone un incremento acumulado para dicho periodo del 1%, mientras que la inflación en el mismo periodo (2013-2017) se situó en el 3,2%, lo que demuestra que se produjo una pérdida de poder adquisitivo para los pensionistas.
Sin embargo, también se ha establecido un tope máximo para la revalorización de las pensiones: está estimado en la inflación de ese año más el 0,5% – al principio se consideró el 0,25% -. El Gobierno determinó que será la autoridad fiscal independiente, compuesto por expertos independientes adscritos al Ministerio de Hacienda, que evaluará año a año si los indicadores utilizados en la fórmula para calcular el factor de revalorización son adecuados.
¿Cuáles son las recomendaciones?
Tanto el factor de revalorización como el factor de sostenibilidad llevan a pensar que los pensionistas irán perdiendo poder adquisitivo a medida que accedan a la jubilación, según indica un estudio de Analistas Financieros Internacional encargado por la Asociación Empresarial del Seguro. Este informe apunta a que las pensiones públicas deberían complementar con un ahorro privado.
Por lo tanto, es urgente anticiparse a esta nueva situación en materia de pensiones para que el impacto sea el menor posible. También es importante que las empresas tomen medidas para que sus cuentas de resultados no se vean afectadas. ¿De qué manera?
Lo primero que habría que hacer sería analizar la estructura organizativa actual y futura de la empresa, así como evaluar los planes de carrera y sucesión a la nueva realidad y preparando iniciativas en el ámbito de la gestión de recursos humanos para facilitar la transición natural de las carreras profesionales sin que se note demasiado el cambio generacional.
Además, es conveniente diseñar un conjunto de planes para generar un fondo de capitalización para los empleados vinculado a su jubilación ordinaria. Por último, se recomienda educar financieramente a todos los empleados y, asimismo, fomentar el ahorro a largo plazo, ofrecer información acerca de planes de pensiones y, en general, destinar parte del esfuerzo de la empresa a este tema.
