Hablar de exposición temporal nos permite entender un fenómeno de masas con clara vocación de permanencia en la sociedad contemporánea .
A lo largo del siguiente artículo, viajaremos del pasado al presente para entender hasta qué punto este fenómeno ha contribuido a acercar el arte a la sociedad con independencia de sus conocimientos previos específicos en este área, una contribución muy superior a la que hayan podido realizar las diferentes instituciones museísticas en sus últimos 200 años de bagaje profesional para aproximar el arte a la sociedad.
Exposición temporal de arte → Antecedentes históricos del fenómeno.
Este fenómeno enfrenta el fondo museístico, como principio de conservación, organización y exposición de fondos; con la exposición temporal, que tiene como objetivo la difusión espectacular del arte, como producto de consumo cultural.
En el año 1937, el Ministro de propaganda alemán, Joseph Goebbels, con la exposición de Arte Degenerado, evento que reunió más de 600 obras (algunas de ellas de pintores como Chagall, Kandinsky, Paul Klee u Oskar Kokoschka) y el cual fue celebrado en 12 ciudades alcanzó más de 3 millones de visitantes a lo largo de sus 4 años de duración.
La acogida de la exposición fue muy superior a las expectativas de visitantes que el propio gobierno alemán pudiera haber tenido para la muestra, cuando lo que pretendían era una mofa de las vanguardias artísticas .
Esta exposición marcaría los cimientos de una tendencia cultural de masas que sigue desarrollándose con gran éxito a día de hoy, no solo a nivel cultural, sino también económico o como elemento de mejora de la imagen turística de las principales metrópolis del escenario internacional.
Si seguimos navegando en la historia y sus tiempos pretéritos, el 1963 se convierte en otra fecha a señalar para entender la forma en la que concebimos la exposición temporal de arte en la actualidad.
En ese año, la Gioconda se constituyó como un icono cultural para la nación estadounidense, viajando desde París al continente americano para ser expuesta en la National Gallery de Washington D. C y en el Metropolitan de Nueva York.
Y a pesar de que sus ciudadanos solo contaban con 12 segundos para contemplar la pieza, más 1.700.000 personas no dudaron en acercarse a contemplar la obra maestra de Leonardo Da Vinci.
De esta forma, la obra del autor pasaba de ser una magistral obra de arte a consolidarse como un icono de consumo de masas, convirtiéndose en uno de los cuadros más famosos en la historia del arte mundial.
Si nos vamos a la década de los 80, la exposición “Tutankamon” celebrada en el Metropolitan de Nueva York y en el Petit Palais de París, concentró a más de un millón de visitantes, consolidando así de manera definitiva este fenómeno social dentro de la cultura de masas mas relevante del último siglo, la Exposicion Temporal .
No obstante, los orígenes de la exposición temporal no se circunscriben de manera específica a eventos sucedidos en escenarios de carácter internacional.
En 1990 tenía lugar un importante hito cultural en nuestro país, sucediéndose el primer blockbuster cultural con la exposición de Velázquez en el Museo del Prado, sólo superada en número de visitantes por la exposición de El Bosco que organizó la misma institución 3 años atrás.
El propio Miguel Zugaza (director del museo del Prado en esos momentos ), comentaba que dicha exposición , la del Bosco , era una exposición irrepetible , que no se podría volver a repetir hasta dentro de 100 años, debido a las tremendas dificultades para reunir un conjunto de obras de ese calibre y procedentes de museos de todo el mundo.
Todos estos ejemplos muestran diversos escenarios que dan lugar a horas y horas de espera para contemplar un conjunto de obras que coinciden en un espacio y tiempo concretos para regalar al espectador una increíble experiencia que de cualquier otra forma le sería imposible vivir.
En la actual sociedad del clic, es probable que este sea el valor diferencial mayor de las exposiciones de arte temporales, que pasan a convertirse en un elemento de incalculable valor en un periodo caracterizado por su fuerte tendencia a la digitalización.
El usuario debe trasladarse a un lugar concreto para vivir una experiencia que sabe que nunca podría ofrecerle ningún medio digital, convirtiendo la exposición de arte en un incuestionable objeto de deseo susceptible de ser admirado de diferentes maneras.
Por otro lado, la exposición temporal de arte habla un mismo idioma para todas aquellas personas que quieran acercarse a ella, con independencia del conocimiento previo que cada sujeto tenga sobre el área o el artista en cuestión.
Acompañando al usuario a través de un perfecto recorrido que le permite entender la esencia de la misma, regalando a su percepción una serie de imágenes y recuerdos que, más allá de quedar plasmadas en su retina, quedaran por siempre almacenados en el bagaje de su memoria.
No obstante, el efecto sociocultural es a su vez una cuestión fácilmente traducible en su vertiente económica.
Claro signo de esto sería el museo Guggenheim de Bilbao, destacando la importancia que este ha tenido para reforzar la imagen de marca de la ciudad donde se localiza.
Al valor cultural de una obra de arte se le suma el valor económico que esta puede llegar a aportar, un valor que se recoge de manera imperativa en los contratos de préstamo para garantizar su correcto aseguramiento por parte de cualquier empresa especializada.
No obstante, esté éxito del fenómeno de la exposición temporal lleva asociado una mayor sensibilización a la hora realizar las correspondientes labores de valoración de la obra, lo cual nos sitúa ante una importante problemática de riesgo sobre la cual hablaremos a continuación.
Exposición temporal de arte → La valoración de riesgo de esta cuestión.
La exposición temporal de arte nos hace ver que el mundo en el que vivimos se ha convertido un museo global en el cual obras de importantísimo renombre pueden viajar por todo el globo terráqueo para ser apreciadas por cualquier sujeto de la sociedad contemporánea.
Por este motivo, la valoración de riesgo implica de manera necesaria una ayuda altamente cualificada, mediante equipos de mediación especializada que habiliten la interlocución entre los museos que ceden la obra y el museo donde es recibida, así como todos los operadores logísticos implicados en el proceso con el objetivo de obtener una perspectiva global de riesgo lo más completa posible.
→ En este punto del proceso empieza la complejidad del trabajo del bróker de seguros.
Los cedentes de la obra habilitan la cesión previo establecimiento de unas condiciones concretas, condiciones que en ocasiones no todas las instituciones pueden cumplir.
El trabajo de aseguramiento que permita la realización de la exposición con las máximas garantías es realizado en múltiples ocasiones a contrarreloj, sin ser esto una cuestión que habilite la no revisión de absolutamente todos los elementos que garanticen el perfecto aseguramiento de las obras cedidas.
No es suficiente con conocer las primas o requisitos del sujeto que accede al ceder su obra.
El correcto aseguramiento del elemento expositivo solo es posible a través del conocimiento sobre cómo la exposición temporal de arte ha cambiado con el paso de los años, aumentando su importancia de manera indiscutible.
→ La experiencia se superpone por tanto a las condiciones económicas a la hora de contar con el mejor bróker de seguros especializado.
El hecho de que pudiera llegar a sucederle cualquier cosa a la obra cedida, por insignificante que fuera, se traduciría de manera directa en un problema de peso superlativo para la parte receptora de la obra.
Debemos tener en cuenta que durante la realización de exposiciones temporales, no son pocos los sujetos que se trasladan a una ciudad para visitar la exposición y las obras que conforman la misma, lo cual se traduciría en primer lugar en un grave problema de taquilla.
Evidentemente, la reputación corporativa de la institución quedaría por siempre dañada, siendo necesario contar con el apoyo de una entidad que haya hecho de la experiencia su signo distintivo, al tiempo que utiliza la mejora continua como palanca de apoyo en el desarrollo de su equipo de trabajo.
ARTÍCULO 1902 CÓDIGO CIVIL → El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado.
Basta con sumergirnos en nuestro ordenamiento jurídico para entender las responsabilidades que adquiere el sujeto adquirente de la obra.
El 1902 del Código Civil no deja duda acerca de la responsabilidad que tiene la persona que adquiere la obra en caso de que esta fuese dañada, por lo que las labores de desarrollo de la póliza de seguro solo pueden ser llevadas a cabo por equipos altamente cualificados.
El bróker asegurador debe ser visto como un equipo que trabaja mano a mano para garantizar el éxito de la exposición, al tiempo que se apoya en la experiencia de la misma para reforzar su imagen corporativa e incrementar la imagen de la institución en años posteriores.
Aon ha estado detrás del aseguramiento de las principales exposiciones temporales sucedidas en territorio nacional, ofreciendo una ayuda altamente cualificada a través de un servicio especializado en el aseguramiento de obras de arte que nos ha permitido participar en más de 10000 proyectos expositivos .
Se requiere de una respuesta altamente especializada, a través equipos de trabajo de mediación que permitan una interlocución profesional especializada con los museos organizadores de la muestra , los cedentes de las obras nacionales e internacionales y todos y cada uno de los operadores implicados en la gestión de una exposición temporal.
Estas cualidades nos han permitido estar presentes en los hitos culturales mas importantes de los últimos años de nuestro país, algunos de ellos destacados a continuación:
- “EL BOSCO” Museo Nacional del Prado (+600.000 ).
- ”WARHOL . EL ARTE MÉCANICO” , coproducida entre el Museo Picasso Málaga y la Fundacion “La Caixa “,galardonada mejor exposición nacional en los II Premios Arte y Empresa;
- “BOTERO ” en el Museo Bellas Artes de Bilbao
- “VELAZQUEZ, REMBRANDT, VERMEER miradas afines” en el Museo Nacional del Prado.
Desde exposiciones temporales de renombre internacional hasta pequeñas exposiciones de carácter local, desarrollamos una póliza que se ajuste a la perfección a las necesidades de cada evento, apoyando siempre a cualquier tipo de cliente para satisfacer las necesidades de riesgo que este pudiera tener.
Vanessa Martín, directora deFine Arts Specialty de Aon