Planes de pensiones de empleo

A la hora de implantar un plan de pensiones de empleo o un sistema de previsión social conlectivo en nuestra empresa, lo primero que deberíamos hacer es definir el objetivo del sistema de previsión en cuestión.

Los objetivos de las empresas siempre coinciden en querer obtener la mayor rentabilidad de su plan de pensiones, pero olvidan diversos factores que afectan de forma directa a la misma; las particularidades de la plantilla, el riesgo que estos colectivamente o la propia empresa como promotor del beneficio están dispuestos a asumir y, en última instancia, la situación de la plantilla y su posible evolución.

En Aon tenemos como ventaja diferencial la asunción de todas estas variables, junto con nuestras asunciones sobre el mercado financiero para lograr el objetivo pretendido el base al riesgo dispuesto a asumir y definido objetivamente en base a todas esas variables.

Esto lo hacemos con una metodología propia y aplicada por múltiples planes en todo el mundo, con la que establecemos las estrategias más adecuadas para cada sistema de previsión y poniendo el foco en la comunicación con el empleado y con la empresa, la cual nos perite desarrollar las estrategias con un mayor grado de acierto.

A su vez, cuando la estrategia de inversión es creada en base a todo lo anterior, es revisada periódicamente, fundamentando su adaptación a la variación de los factores que antes la definían.

Primera fase → definir el objetivo en base a las variables.

En la primera fase del proceso, el servicio que ofrece Aon se focaliza en ayudar a la compañía a definir sus objetivos con el sistema de previsión, pero teniendo en cuenta las cuestiones que podrían  circunscribir a su colectivo de trabajadores.

Variable → planificación del horizonte temporal

En otras palabras: en nuestra compañía les preguntamos y analizamos el horizonte temporal para alcanzar los objetivos.  

Les ayudamos a pensar y les asesoramos sobre la distribución de activos financieros más adecuada del plan de pensiones atendiendo a los diferentes tipos de beneficiarios, el riesgo asumible y la proyección de sus empleados a largo plazo.

Variable: Riesgos

Los planes de pensiones de empleo suelen desarrollarse con un objetivo de éxito que se define en la estrategia de inversión.

No obstante, el concepto de éxito siempre depende de la propia empresa, que es la que promueve el plan para sus empleados y de estos mismos. Desde Aon profundizamos siempre previamente en esta cuestión: qué puede ser considerado como éxito y cómo lo medimos.

No obstante, la fijación de objetivos económicos es solo la primera parte del proceso. Es fundamental que, a posteriori, la empresa desarrolle un mapa de riesgo que el plan podría asumir en los diferentes escenarios futuros.

La definición de la estrategia de inversión ha de considerar diferentes horizontes temporales basados en la estructura poblacional de la empresa: ¿Qué porcentaje de mis empleados se jubilan en 5 años?;  ¿qué porcentaje de mis empleados tiene menos de 40 años de edad?; ¿cómo van a a cobrar su jubilación mis empleados?

Hablar de riesgos implica hablar de la posibilidad real de que los resultados financieros puntuales del plan  puedan ser negativos por determinadas circunstancias. En este sentido, la comunicación de resultados y objetivos del plan es un elemento básico en el proceso de comunicación por parte de la empresa. Definir un sistema de comunicación adecuado ayuda al empleado a entender los resultados.   

Segunda fase → elegir una estrategia de inversión.

La fijación de los objetivos del sistema de previsión, unido con el análisis de posibles riesgos son las 2 condiciones básicas que permitirían desarrollar nuestra estrategia de inversión.

En base a los modelos predictivos de nuestra compañía podemos buscar la cobinación de activos que alcanzan la posibilidad real de inversión por parte del plan de pensiones para lograr los objetivos marcados.

→ Es por ello que es fundamental que los objetivos de la compañía en cuestión sean muy realistas.

Como norma general, los planes suele considerar criterios financieros para establecer la política de inversión, pero suelen obviar diferentes escenarios de riesgos que se podrían dar en función de la plantilla de empleados.

Variable: Particularidades de los empleados

Esto se entiende de forma clara con el siguiente ejemplo práctico.

Es posible que dentro de la plantilla de trabajadores de una empresa sea posible distinguir 3 grupos de trabajadores en base a su edad → Trabajadores de edad joven, trabajadores de mediana edad y trabajadores que están cercanos a la edad de jubilación, existiendo un tercio de trabajadores de cada grupo respectivamente.

Sería posible que el objetivo del plan de pensiones de la empresa fuera alcanzable en el largo plazo, es decir, los tercios de trabajadores de corta y media edad. No obstante,  los trabajadores cercanos a la jubilación representarían un colectivo laboral donde sería muy difícil llegar a ese objetivo de éxito definido con anterioridad.

Por tanto, es importante ser conscientes desde el propio núcleo del plan de pensiones que nuestro objetivo puede variar en función de la estructura de nuestro colectivo de trabajadores.

La legislación española cuenta con mecanismo que permitan adecuar la estrategia de inversión a los objetivos diferenciados a conseguir en cada grupo de nuestra plantilla de trabajo, de forma que desarrollemos nuestra estrategia de inversión en base a la fecha previsible de jubilación de nuestros empleados.  

→ En este punto del proceso, es igualmente importante la comunicación con el trabajador.   

A modo de ejemplo, a los trabajadores que tengan entre 30 y 35 años debemos explicarles el impacto relativo que los resultados puntuales del plan van a tener sobre sus resultados a un plazo mayor y los motivos por los que diferentes empleados obtienen diferentes resultados puntuales.  

VARIABLE: Diversificación

Esta estrategia de inversión indicará la asignación de activos de nuestro plan de pensiones, determinando qué pesos otorgar a cada clase de activo, subclase o estrategia de inversión, sector, mercado… con el objetivo de crear en su conjunto el plan de inversiones más razonable en base a esos objetivos fijados previamente.

Los cambios en el mercado financiero mundial nos hacen ver la importancia de practicar una estrategia de diversificación sobre nuestra cartera de activos. En un mercado donde ningún activo tiene la misma perspectiva de retorno y riesgo de manera sostenida, la diversificación en otro tipo de activos se convierte en la herramienta perfecta para controlar la volatilidad del mercado financiero.

Eso sí, hay que medir muy bien cuánto puede aportar cada clase de activo al riesgo y retorno de la totalidad de la inversión.

Tercera fase → Revisión periódica de la estrategia de inversión.

El hecho de que la estrategia de inversión se fije para el largo plazo no solo no es excluyente de que realicemos las oportunas revisiones periódicas de la misma, sino que es necesario.

Es posible, por ejemplo, que se produzcan cambios en la estructura de la plantilla de trabajadores de nuestra empresa, debido a decisiones societarias o motivas por el negocio de la entidad; es posible que la situación estructural del mercado financiero aconseje un cambio en la estrategia de inversión.

→ Anualmente, se suele realizar y nosotros recomendamos una revisión de los resultados con respecto a los objetivos.

A la hora de desarrollar la estrategia de inversión de cualquier compañía, en Aon no solo consideramos las expectativas de nuestra metodología de los principales mercados financieros nos brinda, sino que contamos con un modelo propio donde se entrelazan las expectativas de rentabilidad por cada clase de activo y sector en el que opera la compañía, con estructura anual y futura de la plantilla de trabajadores de la empresa.

De esta forma, nuestro modelo permite visualizar la afección que tendrá la estrategia de inversión sobre cada uno de los colectivos de la plantilla de trabajadores, así como los cambios que pudiéramos hacer sobre la misma en años posteriores.

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