En Europa, estamos escalando una montaña diferente en comparación con el modelo estadounidense de innovación

Pablo Montoliu, Chief Information & Innovation Officer de Aon, participó en el I Congreso Nacional de Innovación organizado por APD

En la reciente Global Risk Management Survey de Aon, en la que se identifican los mayores riesgos a los que se exponen las empresas a nivel mundial, se identificó, entre otros, el fracaso en el proceso de innovación. Es más, ese fracaso a la hora de innovar que en 2019 se ha posicionado dentro del Top 10 (se analizan un total de 69 riesgos), está proyectado que escale hasta el puesto número #3 en los próximos años.

En Europa, nos encontramos hoy con lo que podríamos denominar “la paradoja de la innovación”. Nuestras empresas e investigadores, que durante años fueron un referente mundial en innovación, se han visto relegadas por empresas de Estados Unidos o China. Según un estudio reciente de McKinsey, pese a que el gasto público en I+D es mayor en la UE en comparación con cualquier otra potencia mundial, la inversión privada es sólo de un 19% en comparación con el 24% en China o el 28% en Estados Unidos.

La UE, en su informe “Science, Research and Innovation Performance of the EU”, admite que “la innovación hoy es la base fundamental para la prosperidad económica de Europa y su modelo social”. La cuestión es la siguiente: ¿Es el modelo europeo de innovación un modelo referente a nivel mundial o estamos por detrás de otros países? ¿Contamos los países miembros con las estructuras adecuadas para fomentar la innovación? ¿Están nuestras empresas capacitadas para ello?

Ese fue, precisamente, uno de los objetos de debate durante el I Congreso Nacional de Innovación organizado por APD en el que Aon tuvo la oportunidad de participar de la mano de Pablo Montoliu, Chief Information & Innovation, que aportó nuestra visión sobre las diferencias entre el modelo europeo y el modelo estadounidense y qué debemos de cambiar las empresas a la hora de establecer nuestra estrategia de innovación.

Pablo dirige innovAon, una función transversal a toda la organización que tiene como objetivo convertir ideas en valor. Desde la función de innovación se lanzó el programa de innovación abierta Aon Innovation Lab, a la vez que se impulsan distintas iniciativas de innovación y de transformación cultural. Le gusta hablar de función más que de departamento: “Esto de innovar no va de cuatro batas blancas metidas en un laboratorio, necesitamos que toda la organización esté involucrada”.

Desde hace unos meses, Pablo se encuentra a caballo entre las oficinas de Aon de Madrid y de San Francisco, donde ha podido involucrarse en proyectos concretos en uno de los ecosistemas más innovadores del mundo. De su experiencia en estos meses, tiene una conclusión clara: “No es que estemos por delante o por detrás de Estados Unidos en innovación, es que estamos escalando una montaña diferente”.

Una de las principales diferencias es la falta de ejecución. En España “se confunde innovación con ideación”, con empresas en las que “innovar no es clave”, y que además pecan a la hora de ejecutar. En Estados Unidos existe una cultura de ejecución en las empresas en las que la innovación no se entiende sin el dólar, donde el “fail-fast” es parte de su cultura empresarial ya que, si un proyecto no funciona, se pivota rápidamente y se ejecuta otra idea. Para Montoliu, en España hay empresas que “sólo por poner post-its en las paredes, y hacer un poco de design thinking, ya piensan que están innovando, cuando en realidad están ideando”.

Otro elemento clave es la cultura innovadora. Junto con el equipo de Capital Humano, Aon está lanzando distintas iniciativas de transformación cultural con el objetivo de cambiar la mentalidad del empleado e introducir la innovación en el día a día de la organización. El tradicional modelo de aprendizaje de nuestro país, apoyado en un sistema más teórico que práctico, no ayuda a fomentar una mentalidad innovadora en la sociedad. “Hasta que no consigamos introducir en el ADN de nuestras organizaciones la necesidad imperiosa de innovar, no lograremos un modelo de éxito, tanto en España como en el resto de Europa”.

De todas formas, afirma que en España se están sentando las bases para cambiar la tendencia. Una de las palancas de cambio es la colaboración, algo que también ha percibido en su estancia en California. “Aquí siempre vas a encontrar la puerta abierta para compartir experiencias con otras empresas, incluso las que desarrollan su actividad en el mismo sector”. Dicha colaboración también se está produciendo en España, donde las empresas no sólo quieren co-crear con el ecosistema startup, sino que se embarcan en proyectos de co-creación con otras empresas de sectores diversos para establecer alianzas con terceros con el fin de desarrollar nuevos productos y servicios. “Cuando uno cree en la innovación y entiende la necesidad de innovar en su organización, es fácil que surjan oportunidades de co-creación en cualquier ámbito. En Aon no sólo tenemos el foco puesto en el ecosistema startup, sino que estamos iniciando conversaciones con nuestros clientes con el fin de establecer nuevas alianzas en torno a la innovación”.

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