Nuestra directora de salud, la Dra. Dolores Moreno y la Gerente de Felicidad de Mahou, Paloma Fuentes, reflexionan acerca del estrés y ansiedad que puede provocar el estado de confinamiento durante esta situación excepcional que estamos viviendo.
El 20 de Marzo pasado se celebró el Día Mundial de la Felicidad.
Celebrar el Día de la Felicidad mientras vivimos una situación de excepcional gravedad por la crisis del Coronavirus puede parecer una frivolidad o incluso una ofensa para todos los que estamos confinados en casa, y más aún para los que están pasando por dolorosos momentos de enfermedad, de sufrimiento por la muerte de sus seres queridos, y de angustia para muchísimos compañeros sanitarios, que están viviendo una situación tan complicada y tan dura, física y emocionalmente.
Cada día asistimos a través de la radio y la televisión a noticias desgarradoras, con la sensación de estar inmersos en el combate de una silenciosa guerra en la que todos, esta vez si todos sin excepción, estamos implicados .
Una situación abrumadora, que ha detenido en seco nuestra vida diaria, lanzándonos de lleno un enorme desafío. Un desafío que todos percibimos como urgente e irrenunciable, el de salvar vidas y reducir progresivamente el número de contagios.
Seguro que todas estas vivencias están ya impactando de lleno, en mayor o menor grado, en nuestra salud. En la física (inactividad física, cambios en las pautas de alimentación, modificación de los ritmos de sueño) y, fundamentalmente, en la psicoemocional (miedo, incertidumbre, dudas incuso ansiedad por todo lo que está pasando y por los días que llegan).
Ese malestar emocional que ya notamos , o que en algún momento podemos llegar a sentir, es la respuesta normal de nuestro cerebro ante el estado de alarma que estamos viviendo, y que en este caso supone una amenaza real para nuestra vida y para el entorno que conocemos, fundamentalmente el del trabajo.
Y aunque en estos días, nuestras dos amígdalas cerebrales estarán trabajando intensivamente para alimentar ese miedo que nuestro cerebro necesita poner en marcha para mejorar nuestras posibilidades de supervivencia, es importante conocer que contamos con otra zona cerebral superespecializada, la corteza prefrontal izquierda, que nos va a ayudar a superar este complicado momento que nos ha tocar vivir.
Es en la corteza prefrontal izquierda donde los seres humanos “metabolizamos” las emociones agradables (la alegría, el entusiasmo, la ilusión, …), ésas que son precisamente las que necesitamos para modular y sustituir a las otras emociones, las molestas o desagradables (la tristeza, la irritación o el enfado) que todo esto nos puede generar.
El COVID-19 nos ha desplazado abruptamente de nuestra cómoda zona de confort, de nuestra actitud conformista, pasiva y rutinaria con la que habitualmente damos carpetazo a cada una de nuestras jornadas de vida, instalados como estamos habitualmente en la queja y la lamentación ante circunstancias nimias y banales, y, lo que es peor aún, sin dejar nunca una ventana de oportunidad para la autorreflexión y el cambio.
El COVID-19 nos ha arrebatado las redes de protección y ahora estamos solos transitando por esta cuerda floja nueva e inesperada, que tenemos que salvar haciendo ejercicios malabares.
Por eso hoy es más necesario mirar de otra manera y en otro lugar. Un lugar por el que nunca solemos transitar, el único espacio en el que hallaremos todas las herramientas necesarias para salvar los obstáculos que se interponen entre nuestro bienestar y nuestro malestar.
Ese espacio eres tú. Es tu mente, porque en ella se guardan las poderosas herramientas que van a ayudarte en este camino complicado que nos ha tocado vivir.
La más valiosa oportunidad de conocerte a ti mismo
Conocerte mejor, identificar tus competencias mentales y ponerlas en práctica en estas circunstancias en la más valiosa oportunidad que esta crisis mundial del coronavirus nos ofrece cada día.
Y de todas esas competencias, cuatro de ellas adquieren especial relevancia en estos momentos:
Manejo del estrés con la Autorreflexión
La autorreflexión es primordial porque necesitamos realizar un reconocimiento de nuestras emociones, si lo que sentimos es miedo, tristeza, enfado o es irritación , esto que estamos sintiendo hacia este cambio repentino que nos ha colocado en una vida completamente distinta a la que veníamos teniendo apenas diez días antes, y la incertidumbre que provoca en todos nosotros.
Debemos practicar la Ecuanimidad
En segundo lugar debemos practicar La Ecuanimidad, la forma de mantener nuestra mente tranquila, para vivir estos días manteniendo la paz en nuestra mente, desechando nuestros pensamientos recurrentes negativos y los que nos angustian anticipando próximas desgracias. Instauremos una calma mental que nos ayudará a acoger lo que vaya llegando sin sobresaltos y a proyectar sosiego hacia los demás, con el mejor ánimo y la y mejor respuesta posible.
Para ello, comenzar el día con 10-15 minutos de auto-reseteo mediante la respiración nasal consciente, es una maravillosa fuente de ecuanimidad y salud para nuestra mente.
Y la tercera de las competencias, la Aceptación.
La Ecuanimidad te va a facilitar de manera eficaz alcanzar la tercera de las competencias, la Aceptación, acogiendo estas vivencias con sinceridad y sin rabia, casi amorosamente, dándoles la bienvenida a nuestra vida, poniendo foco en todo lo bueno que nos va a aportar (una visión nueva de cada dia, más posibilidad de dedicarnos tiempo a nosotros y a los nuestros, nuevos vínculos con los demás, …), afrontando con serenidad todo lo negativo que también conlleva
Y todo ello desde una actitud permanente de generosidad y apertura hacia los cambios, dando lo mejor de nosotros mismos a todo nuestro entorno, a todo sin distinciones, teniendo siempre presente que la bondad es un elemento imprescindible para ayudar a construir felicidad en nuestra vida y la de otras personas.
Esta crisis nos trae muchísimas oportunidades a nuestra vida. La oportunidad de mirar de otra manera la realidad, la de desplegar fortalezas personales que hasta ahora apenas conocíamos, la de estrechar lazos emocionales con los nuestros y todo el entorno, y la de dedicar conscientemente una parte de nuestro tiempo a aliviar el sufrimiento propio y de los demás, compartiendo, integrando y contribuyendo al bienestar de los demás.
Ahora, más que nunca, cuidar y crear Salud tiene un significado individual y colectivo. Porque aunque estemos confinados en casa, no estamos solos, sino que unidos a millones de personas por lazos de solidaridad, generosidad y formamos parte de una red invisible de afectos y solidaridad que nos une a todos.
Por eso, en esta ocasión no quiero desearos solo que seáis felices, sino que tengáis el amor, la sabiduría, el coraje, la compasión, la bondad, la generosidad y la inteligencia necesarias para aprovechar estos días diferentes y complicados en nuestra vida, para hacer felices a muchos otros. Esa es la auténtica Felicidad.
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