Ventajas de la jornada reducida en verano

Las altas temperaturas del verano hacen que las empresas tomen una serie de medidas en beneficio de sus empleados para asegurar su comodidad en el puesto de trabajo y, al mismo tiempo, no perder productividad y eficiencia. El verano, debido a las altas temperaturas y a que es el momento de vacaciones, es una estación en la que los trabajadores están más cansados y donde la productividad tiende a bajar, por lo que es necesario buscar fórmulas que beneficien a ambas partes.

Es por esto, que una de las decisiones más extendidas en los últimos años es la de jornada laboral reducida o intensiva. Se trata de un concepto que está relacionado con el de empresa saludable: una compañía que apoya el bienestar en el trabajo es aquella que también garantiza un horario más flexible, apoya la conciliación y promueve la jornada reducida en verano.

Con la jornada intensiva se comprime todo el horario favoreciendo una mayor concentración de las tareas y una gestión del tiempo más eficaz. Por lo tanto, esto tiene un beneficio para la empresa en su conjunto que se traduce en un aumento de la productividad. Este método goza de gran aceptación entre los trabajadores, debido a que disponen de mucho más tiempo libre, algo muy valorado ya que es una forma de disfrutar del verano mientras se trabaja.

En general, en España aún no está lo suficientemente extendida la jornada intensiva. Todavía muchas empresas se resisten a adoptar esta jornada, anclados en la idea del presencialismo. No obstante, la jornada intensiva o reducida en verano no es sinónimo de menos productividad y menos trabajo, de hecho, significa todo lo contrario, pues tal y como indican diversos estudios está demostrado que una jornada intensiva en verano es sinónimo de eficacia y productividad.

Ventajas de la jornada intensiva en verano

  • Aumento de la productividad. Es, sin duda, una de las mayores ventajas de la jornada intensiva. Con un horario laboral de este tipo los empleados tienen que organizar de la manera más eficiente posible su tiempo y sus funciones para cumplir los objetivos.
  • Se aprovecha más el tiempo. Una de las causas del aumento de la productividad está en que se reducen considerablemente los momentos en los que no se hacen nada y, por tanto, se pierde menos el tiempo. Los trabajadores se ven obligados a aprovechar más el tiempo con una jornada intensiva o reducida.
  • Conciliación. La ventaja más valorada entre los trabajadores a la hora de hablar de la jornada intensiva es la que se refiere a la conciliación de la vida familiar. Salir antes del trabajo permite a los empleados disfrutar de su tiempo de ocio con la familia o amigos.
  • Reduce el estrés. La jornada intensiva provoca un menor desgaste físico y también mental, por lo que el estrés se reduce, ya que no se pasa tanto tiempo en la oficina, con la familia y amigos y da tiempo a descansar, hacer deporte, actividades de ocio y, en definitiva, desconectar; lo que evita problemas en el futuro. El estrés es una de las grandes amenazas para el rendimiento en una empresa.
  • Se reduce el absentismo. En general, con la jornada intensiva en verano, los trabajadores se sientes más satisfechos y motivados en el trabajo, lo que provoca que el nivel de absentismo se reduzca considerablemente. Al mismo tiempo también hay una actitud más proactiva a la hora de afrontar responsabilidades.

No obstante, hay que tener en cuenta que hay que hacer una buena planificación del horario, ya que de lo contrario el trabajador puede ver como tiene una mayor carga de trabajo y menos tiempo para hacerlo, lo que puede generar estrés en muchas ocasiones. Por lo tanto, la jornada laboral intensiva debe estar bien estructurada.

Cómo se regula la jornada intensiva

La regulación de la jornada laboral está establecida en el artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores, sin embargo, no está recogida una mención específica a la jornada intensiva, por lo que las empresas pueden definir libremente si la aplican o no y cuál es el horario y condiciones.

En este caso, son los convenios colectivos los que se encargan de legislar y establecer durante cuántos meses se aplica la jornada intensiva, así como todos los detalles y particularidades. En los casos más avanzados las empresas establecen este horario del 1 de junio hasta el 30 de septiembre, aunque lo más habitual es fijar los meses de julio y agosto.

Si no hay convenio colectivo será cada empresa la que de forma voluntaria decida si implanta este horario o no durante los meses de verano. Por lo tanto, no hay una obligación por parte de la empresa aplique la jornada intensiva o reducida.

En definitiva, la jornada intensiva de verano tiene beneficios tanto para los empleados como para el empresario: si los trabajadores están más contentos con su horario son más productivos y están más motivados.

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