La definición de Internet de las Cosas es una traducción exacta del inglés Internet of Things (IoT) que hace referencia a dispositivos conectados a una red con capacidad de comunicarse entre sí. En cuanto a la red, puede tratarse de una red privada sin acceso externo, aunque generalmente estarán conectados a una red pública, es decir, a internet.
Aunque la mejor forma de entender a qué nos referimos cuando hablamos de IoT es pensar en el entorno que nos rodea: ¿tenemos un reloj inteligente que nos mide los pasos, cómo dormimos, o nuestra frecuencia cardíaca? ¿Disponemos de un asistente de voz en casa al que preguntarle qué tiempo hará mañana? ¿Podemos regular la temperatura de la calefacción de nuestro hogar desde el teléfono móvil?
Si la respuesta a alguna de estas preguntas es afirmativa, disponemos de un dispositivo de IoT en nuestra vida diaria. Y estos son sólo algunos ejemplos de uso cotidiano, ya que las posibilidades de esta tecnología en sectores como el industrial o el de servicios son casi infinitas.
Crecimiento exponencial
La proliferación de este tipo de dispositivos durante los últimos años es asombrosa. Tal ha sido su expansión, que a día de hoy el número de dispositivos conectados (15,1 billones) está cerca de doblar al número de personas que habitan en el planeta (8,1 billones). Es más, se estima que para 2030 el número de dispositivos de IoT alcance las 30 billones de unidades.
Son varias las razones que explican este crecimiento exponencial de la tecnología: la expansión de las redes de telefonía e internet, la conectividad que otorgan a los dispositivos las redes 4G y 5G, el abaratamiento de los costes de producción, el auge de la tecnología eSIM que permite que los dispositivos más remotos estén conectados a la red sin la necesidad de una tarjeta SIM física, o la aparición de la tecnología NB-IoT (NarrowBand-IoT) que permite intercambiar pequeñas cantidades de datos de forma eficiente en múltiples dispositivos, minimiza el consumo de energía, y aumenta el rango de cobertura en ubicaciones que no cuentan con tecnología móvil convencional.
Uno de los dispositivos más destacados y con mayor tasa de crecimiento son los llamados wereables, dispositivos conectados que llevamos puestos y que transmiten información acerca de nuestros patrones de comportamiento. Y es que el mercado de wereables no deja de aumentar. Entre los ejemplos más comunes encontramos los relojes inteligentes que analizan desde nuestro patrón de sueño hasta nuestra actividad física, y los auriculares de bluetooth conectados con nuestro teléfono móvil que miden el nivel de audio de todo aquello que reproducimos.
Análisis de información
Y es que la principal ventaja de esta tecnología es precisamente la información que nos permite analizar. Como comentamos al inicio, los dispositivos de IoT se caracterizan por la capacidad que tienen de comunicarse entre sí, arrojando al cliente una ingesta cantidad de datos. Y lo que es más importante, podemos analizar en tiempo real la información que transmiten los dispositivos.
Una de las ventajas de esa conectividad de la tecnología IoT es que se basa en una interacción M2M (machine to machine); es decir, no requiere de intervención humana. Dicha capacidad de conectividad nos permite integrar en nuestros sistemas la información que recogemos de los dispositivos con el objetivo de enriquecerla y analizarla, ayudándonos a tomar mejores decisiones basadas en datos.
Impacto en el sector asegurador
Data is King. Si hay algo a lo que empresas de múltiples sectores están dando importancia es al dato (y a qué hacer con el, que es igual de importante). Lo vemos en sectores como el bancario, el industrial, el automovilístico, o el asegurador. Es en este último donde vamos a centrar nuestro análisis, en especial sobre las posibilidades que generan los datos recogidos a través de los dispositivos de IoT para generar nuevos productos y servicios para los clientes.
Si antes hacíamos referencia al uso de wereables como los relojes inteligentes, ¿Qué impacto puede tener el análisis en tiempo real de nuestros patrones de actividad física en nuestro seguro de salud? No hablamos de ciencia ficción, sino que ya encontramos en el mercado productos aseguradores cuya prima varía en función de los patrones de comportamiento del cliente. Es decir, los datos recogidos por nuestro dispositivo, junto con otra serie de parámetros, determinará el precio del seguro.
Otro de los usos más comunes de la tecnología IoT aplicada al sector asegurador es la de los seguros basados en uso (UBI, por sus siglas en inglés), en especial en el sector del automóvil o en flotas. Los datos recogidos por nuestro vehículo permiten a la aseguradora aumentar o disminuir el precio de la prima del seguro de acuerdo con nuestros hábitos de conducción. Aquí destacan dos modalidades: Pay As You Drive (PAYD) que toma en consideración datos como el kilometraje y el tiempo de uso del vehículo, y Pay How You Drive (PHYD), que tiene en cuenta la velocidad de conducción, horarios, o estilos de conducción. En cada modalidad, el precio del seguro variará en función de los datos arrojados por el vehículo.
También hay que destacar su impacto en los seguros de hogar, donde la detección temprana de averías, humedades o cualquier desperfecto en la vivienda mediante dispositivos de IoT evita a las compañías aseguradoras cuantiosos siniestros. Esta tecnología abre la puerta también a seguros de hogar basados en el uso de la vivienda, como en el caso de una segunda residencia, pudiendo registrar el consumo de agua, gas, o electricidad de las viviendas conectadas.
Estos son algunos ejemplos del uso de esta tecnología en escenas cotidianas del día a día, pero las posibilidades del IoT van mucho más allá.
En la construcción, uno de los usos más comunes de la tecnología IoT es la monitorización mediante sensores que se instalan en la propia estructura del edificio durante el proceso de construcción. Estos sensores se emplean para analizar una serie de parámetros como temperatura, humedad, o presión. Estos datos son recogidos por las constructuctoras permitiéndoles mitigar el riesgo pudiendo identificar potenciales problemas antes de que se produzca daños estructurales significativos, o siniestros de elevada cuantía. Dicha información es cada vez más valorada por las aseguradoras que han apostado por soluciones propias para facilitar el despliegue de esta tecnología en obra dado el impacto en reducción de costes que puede tener la detección temprana de potenciales siniestros.
Esta misma tecnología también es aplicable en grandes infraestructuras como puentes, túneles o presas facilitando así la medición de una serie de parámetros que mitiguen el riesgo de un siniestro futuro.
Otro de los sectores ampliamente beneficiados por la tecnología IoT es el del transporte. A través de este tipo de dispositivos se puede controlar paradas no autorizadas, desvíos de rutas, aperturas indebidas de mercancía, cambios de temperatura, o disrupciones en la cadenas de frío. Un ejemplo de las posibilidades de esta tecnología en el sector asegurador fue el producto lanzado por Aon en colaboración con la startup Parsyl en 2021. La colaboración proporciona cobertura aseguradora ante una posible disrupción de la cadena de frío en el transporte de vacunas permitiendo mitigar las pérdidas y maximizar el número de dosis disponibles para la ciudadanía.
Tecnología como palanca de cambio
Las tecnologías exponenciales como el IoT están revolucionando todos los aspectos de nuestra vida, tanto en lo personal, como en lo profesional, desde las comunicaciones y el entretenimiento, hasta la industria y el comercio. Durante las últimas décadas hemos presenciado impensables avances en la tecnología, avances que, atendiendo las teorías de la Ley de Moore (expresa que aproximadamente cada dos años se duplica el número de transistores en un microprocesador), y de Metcalfe (el valor de una red de telecomunicación aumenta proporcionalmente al cuadrado del número de usuarios del sistema), van a seguir produciéndose durante los próximos años.
Como hemos podido analizar, el caso del IoT es uno de los más destacados, por eso es importante seguir descubriendo nuevos casos de uso en los que aplicar la tecnología con el objetivo de mitigar riesgos y seguir ayudando a nuestros clientes a tomar las mejores decisiones basadas en datos en tiempo real.